Esta semana me sucedió algo interesante. Prepárate tu taza de café.
Resulta que, como cada mes, estaba analizando mis métricas; es un “ritual” que siempre sigo para mejorar mi marca, entender qué está funcionando y qué no. Sin embargo, hacía tiempo que no revisaba las métricas de mi base de datos.
Entonces, no me di cuenta de que estaba ocurriendo un cambio importante. Desde hace meses, mi cliente ideal ha estado cambiando, y hoy el 80% de mis suscriptores son hombres. ¡Esto nunca había sucedido! Llevo más de siete años hablando de desarrollo personal, y siempre había un porcentaje importante de mujeres que me leían, se suscribían e incluso compraban mis cursos. Estaba tan enfocado en mis métricas pasadas que no había notado este cambio significativo.
¿Qué sucedió?
Fui víctima de mis propios prejuicios. Durante mucho tiempo di por sentado que los hombres no se interesaban en mi tipo de contenido. Por eso, siempre les hablé a mujeres. Me consideraba una especie extraña porque, siendo hombre, no veía a otros hombres tocando temas de mentalidad desde el desarrollo humano.
Ser hombre en la nueva era
Significa que las cosas están cambiando, ¡y los números me lo han demostrado! Los últimos clientes que han comprado mis cursos son hombres, y los últimos suscriptores de mi newsletter también lo son. ¿Significa esto que las mujeres ya no se interesan en estos temas? No.
Significa que la masculinidad está evolucionando. Sin embargo, las mujeres en este ámbito nos llevan años de ventaja.
Entonces, comencé a plantearme: ¿Qué significa ser hombre en esta nueva era? Para mí, esta nueva era comenzó después de la pandemia. Muchos hombres se vieron solos; muchos se dieron cuenta de que era necesario un cambio de percepción para adaptarse a la nueva realidad.
Por años, se perpetuó el estereotipo del hombre masculino: aquel que es fuerte y, por lo tanto, no llora en público; aquel que no habla de sus sentimientos y, además, carga con la pesada responsabilidad de ser el proveedor.
Hoy estamos entrando en una nueva era en la que cada quien debe hacerse responsable de sus emociones, desarrollar responsabilidad afectiva y comprender que este es el mejor momento para comenzar a vernos como seres humanos con emociones, complicaciones y retos diarios. Este proceso no necesariamente tiene que ser doloroso. Por el contrario, significa iniciar un camino de desarrollo personal que nos llevará a replantearnos la vida tal como la conocemos.
Por eso, ser hombre en esta nueva era significa ser consciente.